Un grito de desahogo

El fútbol nos genera sensaciones; tristezas y emociones. El partido de ayer (Argentina 2 - México 1) me generó todo. El hecho de que a los tres minutos México nos haya dormido con un gol tempranero me dejó paralizado. Menos mal que nos despertamos eseguida y pudimos empatar. De ahí hasta el minuto 90 todo fue angustia para mí. Pocas llegadas claras de Argentina, mediocampo muy distraído. México que avanzaba y llegaba a patearnos al arco. Cuando más lo esperaba, la iluminación, la inteligencia de Maxi Rodríguez me hizo gritar gol... Una tranquilidad me invadió por unos minutos, pero no pude quedarme tranquilo hasta el final. Por suerte llegó el pitazo final y la paz que duró sólo un rato en mí. Ahora a esperar al viernes contra la ya demostrada potencia alemana, a quien en mundiales enfrentamos cuatro veces con una victoria, dos empates y una derrota, cuatro goles a favor y seis en contra. Dos de esos cuatro encuentros fueron las finales de 1986 (3-2) y 1990 (0-1). Los otrs dos en 1958 (1-3) y 1966 (0-0). Un grito de desahogo, igual al del viernes.